El volumen de negocio del deporte mundial ronda los 800.000 millones de dólares y se estima que el doping mueve cada año más de 20.000 millones
El hospital de Ciudad Real abre el calendario 2020 de sesiones clínicas con la presencia del primer director de la Agencia Estatal Antidopaje
Martín del Burgo, que
también fue durante muchos años viceconsejero de Deportes del Gobierno de
Castilla-La Mancha, explicó a los profesionales del Servicio de Salud de
Castilla-La Mancha como está organizada la lucha internacional contra esta
práctica, que coordina la AMA, la Agencia Mundial Antidopaje, y las dos grandes
líneas de actuación para hacerle frente, los controles y sanciones, por un
lado, y las labores educativas de prevención, por otro. Se trata de combatir la
trampa y evitar los efectos nocivos para la salud de los productos dopantes.
El exdirector de la Agencia
Estatal Antidopaje apuntó que las primeras medidas contra esta práctica de
estimulación ilegal tienen casi un siglo, pero que el primer listado de
sustancias prohibidas data de 1968 y que no fue hasta cuatro años después, en
los Juegos Olímpicos de Munich, cuando se establecerían los primeros controles
antidoping efectivos.
En España, los dos hitos
normativos que han permitido desarrollar legislación para combatir el dopaje se
produjeron en 1990 y 2008, cuando se aprobaron, respectivamente, las leyes del
Deporte y de Protección de la Salud y de Lucha contra el Dopaje en el Deporte,
norma que posibilitó la creación de la Agencia Española de Protección de la
Salud en el Deporte.
En su charla, Martín del
Burgo recordó algunos casos sonados de la historia del deporte, como el de los
atletas de la República Democrática Alemana, el del velocista Ben Johnson, los
ciclistas del Festina o los más recientes de Marta Domínguez, Alberto Contador
o el amaño de controles que realizaban en la Agencia Antidopaje de Rusia, que
ha costado al país su exclusión de las competiciones deportivas
internacionales.
Los últimos éxitos en la
lucha contra el doping han sido posibles gracias a la labor que se viene
realizando desde la AMA, la Agencia Mundial Antidopaje, y medidas como la
progresiva implantación del “pasaporte biológico” que recopila los parámetros
fisiológicos del deportista y edita un perfil que se compara con los datos que
se obtienen regularmente en los controles antidoping y permiten detectar la
existencia de variaciones notables sospechosas.
Sin embargo, estos
avances son muy poco frente a las cantidades de dinero que mueve el dopaje, más
de 20.000 millones de dólares según la Interpol, y el de negocio que se calcula
al deporte en todo el mundo, 800.000 millones de dólares; la Agencia Mundial
Antidopaje tiene un presupuesto anual de 30 millones.