Castilla-La Mancha es la mayor región vitivinícola productora en Europa y en el mundo. Sus cepas, muchas de ellas centenarias, han convertido a nuestros cerca de 80.000 kilómetros cuadrados de región en lo que es hoy, un territorio que es bañando por el sol reflejado en sus viñas a lo largo y ancho de nuestra geografía, arraigado a uno de los sectores que llevan el nombre de la comunidad como apellido en sus productos y que es parte esencial de nuestra economía.
El sector vitivinícola europeo se refuerza en Bruselas
Más
de 450.000 hectáreas de viñedo -el 13% de nuestras tierras labradas-;
representamos el 50% del viñedo de España, casi el 14% de la UE y casi
el 7% a nivel mundial y
contamos con 9 denominaciones de origen de vino y una indicación
geográfica protegida. Castilla-La Mancha es vino.
La
cultura vitivinícola forma parte de nuestro ADN, como parte inseparable
de la riqueza histórico-cultural de nuestra región y elemento
vertebrador de carácter económico,
social y medioambiental de nuestro entorno. Y no somos los únicos.
Vivimos
en un mundo global y la defensa del sector vitivinícola, ahora más
necesario que nunca, no se realiza solo dentro de las fronteras
regionales, ni de las nacionales,
sino más allá. Somos Europa, y como tal, hace tres años Castilla-La
Mancha se embarcó en un proyecto ilusionante de la mano del resto de
regiones vitivinícolas europeas, uniendo fuerzas, como debe ser si se
quieren conseguir objetivos comunes en beneficio
de todos, para que el sector sea escuchado allí donde se toman las
decisiones importantes y que nos afectan a todos: en Bruselas.
Hoy
11 de julio de 2020 se cumplen tres años de un apasionante día, en el
que el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, fue
aclamado por unanimidad en
Estrasburgo (Francia) para coger las riendas de la presidencia de la
Asamblea de Regiones Europeas Vitícolas (AREV) en un momento delicado.
El
traslado de la sede de la AREV a Bruselas, la alianza con la
organización Farm Europe, los contactos permanentes con la Comisión
Europea consiguiendo, entre otras, la
extensión de las autorizaciones de plantación hasta el año 2050 por el
Parlamento Europeo; la adhesión de nuevas regiones vitícolas al proyecto
o la toma en consideración de muchas de las propuestas en el documento
de la nueva Política Agraria Común, son algunos
pasos dados en un momento en el que la Asamblea se está relanzando de
nuevo.
Y
precisamente ahora, con las bases asentadas y el barco encaminado a
buen puerto, nuestra región, con su presidente a la cabeza, quiere
seguir contribuyendo en el nuevo
enfoque de la entidad en la que regiones y productores se conjugan,
para el desarrollo y mejora de la tan necesaria labor que la AREV
realiza, en la defensa de los intereses del sector vitivinícola.
Nos
enfrentamos a nuevos retos. A los aranceles injustos impuestos por
Estados Unidos, se unen a la incertidumbre por el Brexit, las
negociaciones abiertas de los presupuestos
para la PAC 2021-2027 con este mes de julio como fecha para lograr
acuerdos en el seno de la Comisión Europea para el marco financiero
plurianual o el cambio climático. El fin, ser más fuertes y lograr
objetivos que permitan la rentabilidad de las explotaciones
vitícolas, seguir abriendo mercados y lograr medidas y presupuestos
suficientes dentro de esta nueva PAC, para así, con la innovación como
herramienta fundamental para el futuro y la sostenibilidad de bandera,
seguir trabajando para producir vinos de calidad
que lleguen al consumidor
El
sector vitivinícola europeo se refuerza en Bruselas y Castilla-La
Mancha quiere, como mayor región productora europea, unificar los
intereses comunes de las principales
regiones vitícolas de Europa para conseguir el futuro que el sector se
merece.
Francisco Martínez Arroyo
Consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha