En la era post-confinamiento, cuando aún esta pandemia no ha terminado, aunque no lo parezca, los rebrotes son una de las mayores preocupaciones de una sociedad con temor a perder, de nuevo, la ansiada libertad de movimiento.
Diego Aroca Rodas: Brotes hortofrutícolas
Pero no vengo a hablar de una
posible vuelta al confinamiento, tema ya sobreexplotado en televisión, redes
sociales, corrillos en calles, etc.
Entre la multitud de brotes que
estamos viviendo, me gustaría incidir en los producidos en empresas
hortofrutícolas. Algunos medios de comunicación y una parte de la sociedad
están intentando criminalizar a las personas (importante, personas) que
trabajan en estas empresas. Se han llegado a escuchar barbaridades tales como
“no realizarles pruebas PCR”, o “negarles la asistencia sanitaria”. Es cuestión
y obligación de la sociedad defender la sanidad pública y universal, también
estas personas tienen derecho a recibir una sanidad de calidad, también ellas y
ellos aportan vía impuestos con el consumo y las contribuciones a la seguridad
social. Porque a ningún empresario se le pasará por la cabeza que trabajen sin
contrato, ¿Verdad?
Se les culpabiliza de los brotes, a
mi parecer de forma injusta. Viven en unas condiciones de habitabilidad
pésimas, cierto. Pero, ¿de quién es la culpa? De verdad alguien piensa que
estas personas quieren vivir afinadas en naves abandonadas o en casas sin agua
o luz. Siento decirles a aquellas personas que así piensan, que no. Que no
quieren vivir así, pero no los queda otra opción. A nadie se le escapa quienes
se encuentran detrás de estas personas. Mafias sin escrúpulos, que se
aprovechan de los conflictos y la pobreza extrema en los países de origen. Les
prometen una vida mejor a cambio de cantidades ingentes de dinero, de esta
manera se aseguran el control sobre ellos. Por ello, cuando lamentablemente se
ven episodios de violencia, hemos de plantearnos el por qué.
Un ejemplo: imagínese encontrarse
en un país que no es el suyo, un idioma que no controla, debiendo dinero a una
mafia que le coacciona y amenaza. Ahora súmele una manipulación por la que
piensa que sanitarios, policía, etc… no le ayudan, sino más bien todo lo
contrario. ¿Cómo reaccionaría cuando los viese llegar?
Hemos de tener cuidado con según
que relatos se nos hacen llegar, siempre con una visión crítica de los mismos y
con la capacidad de ponernos en la piel del prójimo.
Si quieren trabajar tienen que
aceptar esas condiciones que les imponen los empresarios, además bajo
constantes coacciones y amenazas. Al mismo tiempo, los empresarios y mafias de
esta forma se ahorran unos cuantos miles de euros que redundan directamente en
sus beneficios, ¿Qué más da las condiciones de vida? ¿Qué más da si contraen la
COVID-19?
Se les trata como si su vida no
valiese nada, como despojos, sin embargo, me gustaría lanzar la siguiente
pregunta ¿Qué pasaría si ellos hicieran huelga? O peor, ¿Qué pasaría si ellos
no pusieran la mano de obra?
La respuesta ya la pudimos intuir a
principio del confinamiento. Faltaba mano de obra para trabajar en el campo,
para recoger frutas y hortalizas. Por aquel entonces los empresarios se
quejaban de que no se iba a poder recoger toda la cosecha, que habría escasez y
subirían precios. En ese momento ningún partido político se negó a la entrada
de inmigrantes para realizar estos trabajos, ni siquiera aquellos que defendían
furiosamente la expulsión de todos ellos. Hubiera sido una respuesta muy
patriótica que aquellos que defendían estas tesis, ofrecieran su trabajo para
dar respuesta a la necesidad existente. Tampoco se escuchó nada al respecto.
Por todo ello creo que antes de
señalar y culpabilizar de los rebrotes a las personas que nos están dando de
comer, debemos analizar y razonar porqué se encuentran en esta situación y
quienes son los responsables de tales condiciones.
Una vez más, como sociedad debemos
realizar un ejercicio de empatía y reflexión. ¿Esta pandemia nos ha cambiado
como sociedad para ser mejores personas?, ¿Ha cambiado algo?, ¿Nos ha cambiado
hacia peor?
La respuesta cada vez la tengo más
clara.
DIEGO AROCA RODAS
Sº
de Educación, Cultura y Deporte
Juventudes
Socialistas Agrupación Local de Albacete